Espléndidos edificios, magníficos palacios e impresionantes iglesias, ................ y por supuesto ciudad musical por excelencia. Seguro que mucha gente sólo escucha música clásica el día de año nuevo. Todo esto y más es Viena, la cuna de la música.
La primera impresión que tuvimos de esta ciudad la captamos desde el autobús, que nos dio una vuelta de reconocimiento.
Riesenrad, La Noria Gigante del Prater, tiene 100 años de antigüedad y ofrece una vista sobre los tejados de la ciudad impresionante. Quién no recuerda la secuencia de la persecución por el recinto ferial y a la noria de la Viena de 1947 tras la II Guerra Mundial, en la película de Carol Reed "El Tercer Hombre".
Llegamos al mediodía y el día era triste y gris, con lluvia en algunos momentos. Recuerdo que tras la visita en autobús por la ciudad nos llevaron a comer y en ese momento empezó a llover muy fuerte. Nos salvamos por los pelos.
Al terminar de comer aún seguía lloviendo, esperamos un poco en la entrada del restaurante a que cesara la lluvia..... o por lo menos que ésta fuese más suave para llegar al autobús no muy mojados.
La siguiente visita que hicimos fue a los dos Palacios de El Belvedere, construidos por orden del príncipe Eugenio de Saboya, el general más famoso de los Hadsburgo gracias a su victoria sobre los turcos en 1683, por el arquitecto Lukas von Hildebrandt entre 1714 y 1723 y se convirtieron en la residencia de verano del príncipe.
Paseamos por el Jardín francés, que separan a los dos palacios. Cada uno de los tres niveles de que consta este jardín representa alegorías clásicas; la parte inferior los Cuatro Elementos, la central el Parnaso y la superior el Olimpo.
De las numerosas estatuas que hay en el jardín, las más sobresalientes son las de las ocho musas y la de las esfinges.
De los palacios de Belvedere pasamos a visitar El Holfburg; antiguo Palacio Imperial de Viena. Se trata de un impresionante conjunto de edificios en el centro de la ciudad. El castillo medieval, antaño hogar de los emperadores, fue ampliándose hasta 1918: a medida que el poder de los Habsburgo aumentaba, los sucesivos emperadores construían más edificios a los ya edificados.
En la actualidad, el Holfburg alberga las oficinas del presidente austriaco, un centro internacional de convecciones, la Escuela de Invierno de Equitación, varios aposentos oficiales y privados y numerosos museos y estancias del Estado que se encuentran abiertos al público.
La puerta de San Miguel, majestuosa puerta semicircular (Michaelertor) es la entrada principal al Holfburg. Su impresionante cúpula con decoraciones doradas se cierne sobre la Michaelelerplatz.
Cerca de esta plaza encontraremos un famoso café vienes; El Café Central, emplazado en el histórico Palais Ferstel.
El Central es uno de las cafés más conocidos de la ciudad, y el que nos recomendó visitar nuestra guía "Vero" y fue todo un acierto.
Tomamos la "Carta de Cafés" ya que tenemos 10 tipos de cafés. Al no caber todos en una mesa nos dividimos en dos...... el café estaba bueno.
Este Café fue lugar de reunión de los intelectuales de finales del siglo XIX y principio del siglo XX. Aquí se reunía el círculo literario del poeta Peter Altenberg, que llegó incluso a recibir en él su correo. Leon Trotsky fue otro de sus habituales durante su exilio vienés.
En la actualidad, en este elegante Café se sirven cerca de 1.000 tazas de café al día. También ofrece todos los días música de piano en directo.
Ya de noche, salimos a tomar un café en lo que eran las antiguas caballerizas, un lugar habilitado como lugar de “Copas” situado en el corazón de la ciudad. Se trata del MuseumsQuartier, edificio barroco que cobijó a los caballos del Emperador.
Schloss Schönbrunn
Este palacio imperial barroco, con unos impresionante jardines, es uno de los monumentos más espectaculares y visitados de Viena.
Por la puerta principal, en el ala izquierda, es por donde deberemos adquirir las entradas. El Palacio Schönbrunn, antigua residencia de los Habsburgo, está construido en una zona que en su día fue boscosa, pero que tras el asedio de los turcos en 1695, quedó destruido.
Poco queda ya de los planos originales, ya que la emperatriz María Teresa ordenó su rediseño en la mayorías de las estancias. La fachada fue alterada entre 1817 y 1819 cuando se pintó con su característico color amarillo.
Y terminamos la visita a Viena por su Catedral de estilo gótico, la Stephansdom, que domina el centro de la ciudad y es uno de los monumentos más destacado de Viena.
En el muro exterior nororiental de la catedral se encuentra el púlpito en honor al santo franciscano San Juan de Capistrano. Se trata de un púlpito barroco muy elaborado,..... creo que los "fieles" pueden hacer más caso al púlpito en sí que a las palabras del orador.
Como última escapada por Viena decidimos salir del hotel después de cenar para ir a un pequeño pueblo, a las afueras de Viena, donde degustar una botella de vino blanco, típico vino vienés, como nos recomendó nuestra guía Vero. La "aventura" la hicimos en tranvía..... y no creo que pagásemos todos el pasaje.
La primera impresión que tuvimos de esta ciudad la captamos desde el autobús, que nos dio una vuelta de reconocimiento.Riesenrad, La Noria Gigante del Prater, tiene 100 años de antigüedad y ofrece una vista sobre los tejados de la ciudad impresionante. Quién no recuerda la secuencia de la persecución por el recinto ferial y a la noria de la Viena de 1947 tras la II Guerra Mundial, en la película de Carol Reed "El Tercer Hombre".
Llegamos al mediodía y el día era triste y gris, con lluvia en algunos momentos. Recuerdo que tras la visita en autobús por la ciudad nos llevaron a comer y en ese momento empezó a llover muy fuerte. Nos salvamos por los pelos.
Al terminar de comer aún seguía lloviendo, esperamos un poco en la entrada del restaurante a que cesara la lluvia..... o por lo menos que ésta fuese más suave para llegar al autobús no muy mojados.
La siguiente visita que hicimos fue a los dos Palacios de El Belvedere, construidos por orden del príncipe Eugenio de Saboya, el general más famoso de los Hadsburgo gracias a su victoria sobre los turcos en 1683, por el arquitecto Lukas von Hildebrandt entre 1714 y 1723 y se convirtieron en la residencia de verano del príncipe.
Paseamos por el Jardín francés, que separan a los dos palacios. Cada uno de los tres niveles de que consta este jardín representa alegorías clásicas; la parte inferior los Cuatro Elementos, la central el Parnaso y la superior el Olimpo.
De las numerosas estatuas que hay en el jardín, las más sobresalientes son las de las ocho musas y la de las esfinges.
De los palacios de Belvedere pasamos a visitar El Holfburg; antiguo Palacio Imperial de Viena. Se trata de un impresionante conjunto de edificios en el centro de la ciudad. El castillo medieval, antaño hogar de los emperadores, fue ampliándose hasta 1918: a medida que el poder de los Habsburgo aumentaba, los sucesivos emperadores construían más edificios a los ya edificados.
En la actualidad, el Holfburg alberga las oficinas del presidente austriaco, un centro internacional de convecciones, la Escuela de Invierno de Equitación, varios aposentos oficiales y privados y numerosos museos y estancias del Estado que se encuentran abiertos al público.La puerta de San Miguel, majestuosa puerta semicircular (Michaelertor) es la entrada principal al Holfburg. Su impresionante cúpula con decoraciones doradas se cierne sobre la Michaelelerplatz.
Cerca de esta plaza encontraremos un famoso café vienes; El Café Central, emplazado en el histórico Palais Ferstel.
El Central es uno de las cafés más conocidos de la ciudad, y el que nos recomendó visitar nuestra guía "Vero" y fue todo un acierto.Tomamos la "Carta de Cafés" ya que tenemos 10 tipos de cafés. Al no caber todos en una mesa nos dividimos en dos...... el café estaba bueno.
Este Café fue lugar de reunión de los intelectuales de finales del siglo XIX y principio del siglo XX. Aquí se reunía el círculo literario del poeta Peter Altenberg, que llegó incluso a recibir en él su correo. Leon Trotsky fue otro de sus habituales durante su exilio vienés.
En la actualidad, en este elegante Café se sirven cerca de 1.000 tazas de café al día. También ofrece todos los días música de piano en directo.
Ya de noche, salimos a tomar un café en lo que eran las antiguas caballerizas, un lugar habilitado como lugar de “Copas” situado en el corazón de la ciudad. Se trata del MuseumsQuartier, edificio barroco que cobijó a los caballos del Emperador.
Schloss Schönbrunn
Este palacio imperial barroco, con unos impresionante jardines, es uno de los monumentos más espectaculares y visitados de Viena.
Por la puerta principal, en el ala izquierda, es por donde deberemos adquirir las entradas. El Palacio Schönbrunn, antigua residencia de los Habsburgo, está construido en una zona que en su día fue boscosa, pero que tras el asedio de los turcos en 1695, quedó destruido.
Poco queda ya de los planos originales, ya que la emperatriz María Teresa ordenó su rediseño en la mayorías de las estancias. La fachada fue alterada entre 1817 y 1819 cuando se pintó con su característico color amarillo.
Y terminamos la visita a Viena por su Catedral de estilo gótico, la Stephansdom, que domina el centro de la ciudad y es uno de los monumentos más destacado de Viena.
En el muro exterior nororiental de la catedral se encuentra el púlpito en honor al santo franciscano San Juan de Capistrano. Se trata de un púlpito barroco muy elaborado,..... creo que los "fieles" pueden hacer más caso al púlpito en sí que a las palabras del orador.
Como última escapada por Viena decidimos salir del hotel después de cenar para ir a un pequeño pueblo, a las afueras de Viena, donde degustar una botella de vino blanco, típico vino vienés, como nos recomendó nuestra guía Vero. La "aventura" la hicimos en tranvía..... y no creo que pagásemos todos el pasaje.
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